martes, 30 de marzo de 2010

Gelotofobia (Miedo a la risa ajena)

La verdad es que hay fobias realmente curiosas. Aquí os dejamos una investigación muy interesante sobre esta fobia que no sabíamos ni que existía.


Sentirse ridiculizado de forma repetida durante la infancia o la adolescencia es una de las principales causas que originan el miedo a la risa ajena
Reírse es saludable, pero que se rían de uno no lo es tanto. Y menos gracia les hace a quienes sufren de una especial sensibilidad al ridículo motivado por las risas ajenas. El problema es que consideran que cualquier risa o carcajada que se escuche en su entorno está relacionada con ellas, hasta el punto de que la situación puede provocar síntomas propios de un ataque de ansiedad: sudoración, mareo y temblores.
La fobia se activa en cuanto la persona afectada escucha a otra persona reírse. Es entonces cuando asocian esta reacción con su personalidad y nace la sensación de que han dicho o hecho algo ridículo, de manera que consideran el fenómeno como un ataque personal. Este trastorno afecta principalmente a personas jóvenes que viven una etapa delicada -la adolescencia- con tendencia a sufrir inseguridad, timidez, y miedo al rechazo. La consecuencia es que estas sensaciones se mantienen en el tiempo y se exageran hasta generar terror a mantener relaciones sociales y al contacto con desconocidos. La inseguridad generada por esta fobia contribuye a que la persona se aísle socialmente e, incluso, sufra depresión.
La mejor manera de corregir este trastorno es tratar el problema de forma progresiva y evitar cualquier situación social que pueda desencadenar en algún tipo de miedo. Un estudio publicado recientemente en la revista Humor se planteó hallar un modo válido de evaluar el miedo a la risa ajena en diferentes culturas. La investigación, respaldada por profesionales de 73 países coordinados por la Universidad de Zurich (Suiza), dio con una solución: el afectado evita determinadas situaciones que alteran su vida social. Por lo que se deduce que el funcionamiento de este trastorno funciona como las demás fobias: la evitación del problema le mantiene fuera de peligro. Los autores del estudio proporcionaron a 93 científicos un cuestionario (traducido a 42 idiomas) para conseguir una muestra de 22.610 personas. Con esta consulta se averiguó que algunas personas sufrían de gelotofobia y la magnitud de las diferencias culturales, claves en cualquier tratamiento psicológico.
La gelotofobia se cataloga además como un fenómeno específico de la vergüenza, que se experimenta en fases tempranas (prelingüística) de la socialización. La causa general del miedo a la risa ajena se identifica con repetidas vivencias traumáticas, en referencia a la sensación de "haber hecho el ridículo" o "haber sido ridiculizado" durante la infancia o la adolescencia. Durante estas etapas de la vida los jóvenes están formando aún su personalidad, de ahí que se encuentren en una fase muy sensible a cualquier reacción de los demás ante sus actos. Desarrollan su identidad a partir de las relaciones que establecen, y las malas experiencias pueden marcar una huella importante difícil de borrar.
Por este motivo, y porque la fobia se debe sobre todo a momentos vividos durante la infancia, los progenitores deben prestar especial atención a determinados comportamientos. Privar de atención, cariño o burlarse de los pequeños de modo sarcástico puede llevar a experimentar sentimientos de vergüenza e inferioridad. El sarcasmo es un medio poderoso para castigar o controlar el comportamiento, pero hay menores que son objeto de mofa o ridículo de forma constante, por ello desarrollan un comportamiento defensivo y tímido. La falta de atención hacia los más pequeños afecta de la misma manera, ya que no perciben si sus actuaciones son correctas o no, y se genera inseguridad ante cualquier iniciativa social en etapas posteriores por no haber aprendido lo más apropiado de sus conductas sociales. Se impide el desarrollo de habilidades sociales por desconocimiento. Humillar, ridiculizar y desinteresarse por los intentos de aprendizaje social de los niños y adolescentes acaba por generar una excesiva atención a la reacción de los demás. Por este motivo, las risas ajenas son tan importantes. Incluso se pueden desarrollar sentimientos de autorreferencia, vinculados a la gelotofobia. Se trata de pensar que la persona es el centro de atención y que todos están pendientes de ella, angustiándose ante cualquier situación social.
Una familia demasiado cerrada también puede dificultar la socialización de sus hijos, y como en estos casos la integración en su entorno no se hace de forma natural y libre, es habitual que se generen situaciones difíciles en el proceso de adaptación social. Estas dificultades se reflejan con momentos de estrés cuando se ven obligados a relacionarse y se manifiestan en forma de torpeza, tensión y comportamiento ridículo por la propia ansiedad del momento. En este contexto, una de las principales formas de cohesión y de exclusión en grupos de jóvenes es la risa. De la misma forma que une a la mayoría, puede disgregar a otros. En la adolescencia, la presión del grupo es muy importante. El grupo social marca unas normas de comportamiento, estilo de moda, forma de hablar, de música... por lo que muchos jóvenes se encuentran presionados por seguir estas tendencias, concientes de que si no lo hacen, corren el riesgo de ser ridiculizados y de que el resto del grupo se ría de ellos e, incluso, les expulsen. Un joven demasiado sensible al ridículo no se encuentra relajado ante las bromas de sus compañeros, no se ríe con ellos porque se mantiene a la defensiva, lo que hace que de manera automática aumenten las probabilidades de que el grupo le rechace.
En situaciones extremas, cuando ya no es un miedo irreal sino una realidad, y el grupo encuentra el gusto por reírse constantemente de alguien ya no se habla de gelotofobia sino de bullying. Este acoso no hace más que agravar la situación, con el riesgo de generar un estado traumático de larga duración para la víctima que puede desarrollar hasta pensamientos de tipo paranoico en la vida adulta, manifestados por una exagerada desconfianza hacia los demás.
Como evitar la aparición de esta fobia
• Tanto padres como educadores deben evitar ridiculizar al niño o joven. Los errores infantiles no deben ser castigados con la humillación.
• No utilizar la burla sarcástica ni la mofa para controlar un comportamiento no conforme. Hay que desechar otros métodos para avergonzar al niño como privación de cariño o de atención, o una vigilancia excesiva.
• No juzgar de forma autoritaria una conducta o comentario; es mejor opinar y dar las razones por las se piensa de forma diferente para que la persona lo comprenda.
• No comparar con otros, es mucho más efectivo poner ejemplos de conductas deseadas. Poner a otras personas como modelo podría hacer disminuir la autoestima.
• Colocar "etiquetas" afecta mucho a los jóvenes, que están desarrollando su identidad. Hay que evitar frases del tipo: "es que eres..." con connotaciones negativas, ya que eso pueden incorporarlo a su autoconcepto fácilmente.
• Si aparecen situaciones hilarantes, es importante que no se menosprecie a la persona. Intentar reírse "con ella", nunca "de ella".
• Educar a los jóvenes a tolerar la sensación de ridículo. Aprender a ser autocrítico con uno mismo para mejorar, nunca para menospreciarse.
• Enseñar a reírse de uno mismo es un aprendizaje sano que relaja a la persona en situaciones sociales.
• Si la situación provoca un estilo de vida defensivo que tiende al aislamiento social, lo mejor es acudir a un especialista.

martes, 9 de marzo de 2010

Horario infantil protegido


Hola, ponemos un texto que cogimos el otro día de un periódico y nos llamó mucho la atención. Nos gustaría que nos comentarais este suceso, pues esto se trata de un tema de interés público, y nos afecta a todos. ¿Creéis que lleva razón la autora del texto, Nora Suárez? ¿Por qué? ¿Qué medidas tomarías vosotros si estuvierais en su lugar?

TAREA 3: APRENDIZAJE CONDUCTUAL



1. Anota los problemas de aprendizaje conductual que tiene Alejandro. ¿A qué crees que son debidos?

Tras el visionado de las dos partes del vídeo se puede observar que entre los distintos problemas de aprendizaje conductual que tiene Alejandro se encuentra la aparición de episodios de rabias cuando no consigue algo que quiere; actos de desobediencia, gritos e insultos a sus padres (sobre todo a su madre, Sole, ya que ella es la que se encarga de cuidarle ya que el padre, Juan Antonio, cuando llega del trabajo no se ocupa de él y todo el peso recae sobre la madre que acaba rendida)., daños a cosas materiales de la casa, molesta a su hermano Iker, insultos y altamente impulsivo.
En cierta medida los problemas de aprendizaje conductual que tiene Alejandro son debidos en gran medida al comportamiento de sus padres. Porque sus padres no le prestan la suficiente atención.
Su madre, Sole, se encarga de manera exclusiva del cuidado de Alejandro y su hermano pequeño Iker, mientras que el padre permanece ajeno a su educación. Esta situación favorece el agotamiento de la madre frente a los problemas que surgen en torno a la conducta de Alejandro (desobediencia y rabietas,...) y origina que ésta actúe de una manera negativa para hacer frente a estos problemas: se le escapa algún que otro insulto, le dice que es malo, le regaña y le da órdenes con gritos, se pone nerviosa, le enciende la tele para que el niño se tranquilice,....

2. Reflexiona sobre esos comportamientos y situaciones y piensa ¿cómo actuarías tú como educador/a para modificar esa conducta? Después discútelo con tus compañeros.

Esta reacción de la madre lo único que puede hacer es afianzar e incluso agravar más la situación de conducta negativa de Alejandro ya que, no soluciona nada. Por ejemplo, las órdenes que le da lo único que hace es que su hijo se revele, y lo mejor que podría hacer sería pedirle las cosas ya que de esa manera el niño lo haría con más gusto.
La madre debería cumplir sus promesas cuando se trata de un castigo. Es decir, si el niño se porta mal y le dice que le va a castigar, que realmente lo haga y que no se quede esa frase “en el aire”. De la misma manera debería actuar cuando Alejandro realice una buena conducta. La madre no sólo debe reprochar al niño sus malas conductas, sino también debe felicitarle por sus buenas acciones. De esa manera estimulará al niño a actuar consecuentemente.
La madre debería controlar sus nervios, no dejarse llevar por la ira y no gritar a su hijo cada vez que éste hace algo malo ya que lo único que hace es que el niño la respete menos y copie este comportamiento y lo haga suyo.
El mismo control debe tener con los insultos, debe controlarse y no decir ninguno delante de su hijo ya que lo único que conseguirá será que su hijo repita los mismos.
Recomendaríamos a los padres a cambiar de actitud en cuanto al uso de la televisión. A pesar de que lo más cómodo para los padres es encender la televisión durante todo el día para entretener a su hijo, esto lo único que origina es una sensación de vacío, de aburrimiento y de desmotivación en Alejandro. En lugar de ello, deberían comunicarse con su hijo y jugar con él, salir de paseo, apuntarle a alguna actividad extraescolar para que de esta manera el niño estuviera ocupado y realizara algo que le gustase, y de esta manera sería más feliz; y al ser un niño tan hiperactivo gastaría energía y estaría más relajado en casa.
Por último, y no menos importante factor en esta actitud negativa de Alejandro es la actitud de su padre que se mantiene al margen en cuanto a su educación. Entiendo que llega cansado del trabajo, pero eso no es excusa para que no ayude a su mujer en cuanto a la educación de sus hijos y se desligue emocionalmente de su hijo sentándose en el sofá cuando llega del trabajo hasta la hora de dormir, y consecuentemente el padre no es un modelo a seguir por su hijo.
Esta última situación es fundamental y si se corrigiera influiría de una manera muy positiva en la actitud de Alejandro y en la de su madre, ya que estaría menos nerviosa y agobiada y esa nueva actitud la percibiría su hijo. Si el padre hablase con su hijo, jugase con él, le contase sus cosas se ampliaría ese vínculo afectivo que Alejandro no tiene actualmente con sus padres, y de esta manera el niño no necesitaría llamar la atención con una conducta negativa, sino todo lo contrario, el niño estaría más tranquilo.
En líneas generales consideramos, tras el visionado de los vídeos, que toda la problemática conductual de Alejandro se ve influenciada en primer orden por la ausencia de atención de sus padres y que se solucionaría por una actitud partícipe de sus padres en sus juegos, inquietudes, lo que abriría lazos de unión entre padres e hijo.

3. Una vez que tengáis las ideas claras, visiona los siguientes enlaces de vídeo y contrasta vuestras ideas con las de Super Nanny. ¿Que tienen en común? ¿En qué se diferencian?

Las soluciones son muy parecidas a las de Super Nany. Me ha parecido muy buena idea el establecimiento de unas normas comunes que deben respetar tanto los padres como el niño, y la participación de Alejandro en las tareas de la casa.
Una idea que no habíamos tenido en cuenta es que Alejandro enseñe a Iker cosas que él sabe hacer, con lo que se pone en el lugar de los padres y afianza más la comunicación con su hermano.
Lo que no nos ha gustado ha sido que se bajen los puntos sólo a Alejandro y que se le castigue sólo con la retirada de sus juguetes. Consideramos que también los padres tendrían que dar la cara y rendir cuentas ante su hijo cada vez que actuasen ellos mal. De esta manera habría mayor complicidad y participación en las nuevas normas.

4. Ahora visiona los siguientes enlaces de vídeo y observa los resultados que ha obtenido la intervención de Super Nanny. ¿Crees que serían los mismos que los tuyos? ¿Por qué? Semejanzas y diferencias.

Si Sole y Juan Antonio hubieran seguido nuestros consejos (pregunta 2) hubieran conseguido unos resultados más o menos parecidos a los de Super Nanny.
En cierta manera sí hubieran sido los mismos resultados ya que se ha conseguido lo fundamental, que el padre sea partícipe en la educación de su hijo Alejandro y de esta manera el niño se siente querido y escuchado y no siempre sólo con la televisión.
Lo único que se diferencia de las pautas de Super Nanny es la no imposición del sistema de puntos ni en la participación en las tareas de la casa por parte de Alejandro.

5. Además del niño y Super Nanny hay un factor que está continuamente influyendo que son los padres. Reflexiona sobre cómo estos han influido en el comportamiento del niño. ¿Cómo ha sido la colaboración con la educadora? ¿Qué faltaba antes de la intervención de Super Nanny? ¿Qué ha cambiado? ¿Cuál crees que ha sido el “secreto”?

Los padres han sido el factor fundamental del comportamiento de su hijo Alejandro para bien y para mal. A casi todos los niños a veces les cuesta obedecer. Lo más importante para un niño es captar la atención de quienes le rodean, eso le hace sentirse importante. Cuando un niño percibe que siendo desobediente logra captar la atención de sus padres repetirá esa conducta.
Los niños no se comportan siempre como sus padres quisieran, y cuando los padres no logran cambiar los hábitos de sus hijos, se frustran, se ponen nerviosos y se muestran inseguros. Toda esta actitud negativa se la transmiten a sus hijos y esto en la mayoría de las ocasiones produce un problema conductual en los hijos.
En cierta medida esto es lo que ha sucedido en la historia de Alejandro, ya que la madre desorbitada por la hiperactividad y carácter desobediente del niño responde a la defensiva regañándole a gritos. Esta situación ha sido propiciada por la falta de iniciativa y participación en la educación de su hijo por parte de su padre, lo que ha originado que la madre se fatigue en los cuidados de su hijo mayor y le descuide poniéndole todo el día a ver la televisión para que se tranquilice. Para la madre la tele ha sido una solución a sus problemas y no ha pensado que esto lo único que hace es propiciar el aislamiento de su hijo y ponerle más agresivo.
Desde el primer momento la colaboración con la psicóloga ha sido de primer grado. Cuando Rocío les hacía ver que una actuación suya no era buena para su hijo, ellos lo han aceptado desde un primer momento y han intentado corregir ese defecto siguiendo las pautas de la psicóloga.
Antes de la intervención de la Super Nanny faltaban normas a seguir, comunicación entre padres e hijo y cooperación de los padres en el reparto de las responsabilidades, y sobre todo faltaba la involucración de la figura paterna en la educación de Alejandro.
Desde la aparición de Super Nanny en la casa todo ha cambiado: tanto el comportamiento de Alejandro como el comportamiento de sus padres, todos están más tranquilos.
El secreto de todo ha sido el cambio de actitud de los padres. Gracias a ellos ha mejorado enormemente la comunicación entre los padres y el hijo, lo que ha conseguido unirse más y contarse sus vivencias diarias, sin necesidad de tener la televisión encendida durante todo el día. Además, este cambio ha ayudado a afianzar las normas de conducta del niño y ha comentado su cumplimiento por parte del niño.
Esto ha sido muy positivo para todos y sobre todo para su hijo Alejandro que en mi opinión estaba un poco falto de cariño y atención por parte de su madre y sobre todo por su padre.